jueves, 29 de mayo de 2014

HASTA EL ÚLTIMO SUSPIRO

 

En una pequeña aldea vivía un anciano, su aspecto era deplorable, sus ropas sucias y carcomidas por el tiempo, su cara llena de arrugas y sus dientes amarillentos. Tenía un perro igualmente viejo, además enfermo, siempre postrado a sus pies, con el cual compartía el poco alimento que lograba conseguir. Un día una señora lo observó durante un tiempo prolongado, notó que el anciano compartía en partes iguales con su perro, la comida que podía conseguir, intrigada se acercó y le preguntó.
-¿Porque sí no tiene para alimentarse, alimenta a ese perro viejo y sucio?, debería dejarlo ahí y preocuparse por usted, tal vez así tenga una vida más digna. El anciano levanto la mirada y le respondió. -Algún día tuve una familia, amigos y dinero, pensé que lo tenía todo, con los años mi esposa murió, mis hijos se marcharon, el dinero términó y por consecuencia los amigos también, me quedé sin nada, y a pesar de todo este perro sucio, como usted lo llama, fue el único que no me abandonó, eso me hace pensar que mi vida es tan digna como la de cualquier persona, así que lo menos que puedo hacer es cuidar de el hasta que muera.
La señora con llanto en los ojos, tomo unas monedas, se las dio y se marchó. Muchas veces en la vida creemos tenerlo todo hasta que nos damos cuenta que lo único que teníamos era alguien capaz de estar con nosotros hasta su último suspiro.

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