lunes, 4 de enero de 2016

Estoy en esa edad en la que ya no me importa lo que piensen de mí


Las críticas te afectarán tanto como tú lo permitas, de ahí la necesidad de encontrar esa 
madurez y equilibrio interno esencial para avanzar con mayor tranquilidad e integridad. 
No estamos hablando, pues, de la necesidad de llegar a una edad determinada en la que 
por fin llegamos a priorizarnos un poco más.

La paz interior no llega con los 30, ni con los 40, ni con los 60. 
La edad de oro es aquella en la que damos un paso hacia nuestro ser interno para apreciar 
lo que somos, para mirar por nosotros cuidando de hacer el bien, pero sabiendo que si 
nosotros mismos no somos felices, será difícil dar felicidad.

Hay quien logra alcanzar este equilibrio interior con 30 años, otras personas lo alcanzan 
antes o después, pero es necesario que llegue siempre ese momento en el que 
comprendamos que somos capaces de hacernos felices a nosotros mismos y que, 
gracias a ello, sabemos dar felicidad al resto.

La edad de oro es paz y es libertad interior. 
Es cultivar ese jardín interno donde nadie puede ya cortar tus sueños o esperanzas porque 
cultivas tu personalidad con la alegría, el optimismo y una gran fortaleza, amurallando tu 
autoestima.

La edad es cuestión de sentimientos, no de años. 
Por ello, es necesario que dejemos de dar tanta prioridad a esa belleza física que, 
si bien merece la pena cuidar y mantener, no es una prioridad para ser felices. 
La aceptación de uno mismo y del propio paso del tiempo es aún más importante.
Tu edad no la marcan los años, ni una arruga más alrededor de los ojos. 
Tu juventud o tu ancianidad la marcan tu corazón y las alegrías que en él habiten.

Por ello, es necesario que nuestro corazón bombee de forma intensa ante todo aquello que 


de verdad nos hace felices y enciende el motor del cambio, del equilibrio y de esa maduración emocional donde día a día vamos siendo un poco más sabios.


Debe llegar un momento en nuestro ciclo vital donde seamos capaces de decir no a la desesperanza, no al “me rindo”, no a dejarnos llevar por lo que otros dicen, y no a darle valor a las críticas que otros hacen de nuestra forma de ser o entender la vida.Lo que otros piensen de nosotros es su mundo, su área limitada de conocimiento que no te pertenece ni te identifica. Si esas críticas vienen de parte de personas que te importan, reacciona y pon límites. No permitas que ataquen tus valores ni tu persona.Quien bien te quiere te hará feliz, esto es algo que debemos recordar siempre. Porque quien te ataca o critica de forma poco constructiva o negativa es que no sabe respetarte.


En conclusión, recuerda siempre que tu mejor edad es ahora, un momento más que adecuado 


para priorizarte, para dar al mundo lo mejor de ti mismo/a desde la felicidad, el equilibrio y esa 


ilusión que se alimenta con un nuevo día.

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